Una de SAL y otra de arena

¿Qué se cuece en la literatura infantil y juvenil en España? Fue el interrogante de partida con el que se inició el coloquio programado por la SAL el pasado martes 13 de noviembre en la librería Santos Ochoa de Salamanca. A los fogones, Raquel López (A Mano Cultura) y Luis Miguel Cencerrado (Bibliotecario, miembro del equipo de Elisa Yuste. Consultoría en Cultura y Lectura y AppTK.es), que en pote de barro sobre mesa con mantel de cuadros, compusieron ante la audiencia un guiso hecho a base de pizcas de sal y de arena, desgranando los puntos fuertes y débiles de la creación y edición de libros para niños y jóvenes. En un lado de la balanza, la fortaleza de una literatura consolidada, amplia y diversa, en la que caben todo tipo de temas y estilos y propuestas dirigidas a todas las edades. También entre los pros, el notable peso que el subsector del libro infantil y juvenil tiene en la industria editorial española, que incluso ha ejercido de locomotora en los años más duros de la crisis. Por el contrario, se puso de manifiesto que entre esa gran abundancia de títulos de la oferta editorial actual faltaba algún condimento que la hiciera más atractiva y elevara la calidad de su conjunto, a saber: un poco de riesgo e innovación y un mayor grado de experimentación para combatir cierta monotonía, tendencia a la repetición de fórmulas de éxito y acomodación al mercado. Con el planteamiento del para qué de la lectura y de la literatura se dio otro hervor al guiso, contraponiendo el carácter utilitario y didactista de parte de la producción a la necesidad de primar lo literario frente a lo instrumental. Y como consecuencia de esta disparidad de calidades en las obras dirigidas a niños y jóvenes, tanto en la ficción como en la no ficción, se destacó la necesidad de seleccionar, de saber escoger y separar el grano de la paja. Y como no podía ser de otra manera, el interrogante lógico que surgió como colofón a todo lo expuesto fue: ¿En qué fijarse? Así, para darle un último hervor al guiso y antes de apagar el fuego se destacaron una serie de ingredientes fundamentales para ligar las salsas y dar consistencia a cualquier plato, tanto literario como de carácter informativo:
  • Un toque fundamental que requiere toda obra es la emoción, la capacidad de evocar, de hacer sentir, de tocar al lector.
  • Otro ingrediente de calidad de una obra es el dar que pensar, no marcar al lector qué pensar, sino sugerirle y provocarle interrogantes.
  • La intriga y la sorpresa aportan tono, dinamismo e interés y captan la atención del lector. No puede faltar el conflicto en ninguna obra, ni caben las prisas, el tempo de cocción debe ser el adecuado, que no se queme el guiso.
  • Y, por último, el tratamiento del lenguaje, sea textual, gráfico o sonoro será un factor esencial para determinar si estamos frente a una obra con alma u otra desprovista de encarnadura. Es el espesor de las palabras y de las imágenes aporta al lector crecimiento y disfrute estético y no podemos escatimar este valor en las obras para niños bajo el falso pretexto de hacérselas más asequibles.
Y con esto y tras la participación del público, que aportó su visión particular del guiso, se apagó el fuego del fogón… con el deseo de que podamos seguir compartiendo historias con más SAL que arena.