Una de SAL y otra de arena

- Un toque fundamental que requiere toda obra es la emoción, la capacidad de evocar, de hacer sentir, de tocar al lector.
- Otro ingrediente de calidad de una obra es el dar que pensar, no marcar al lector qué pensar, sino sugerirle y provocarle interrogantes.
- La intriga y la sorpresa aportan tono, dinamismo e interés y captan la atención del lector. No puede faltar el conflicto en ninguna obra, ni caben las prisas, el tempo de cocción debe ser el adecuado, que no se queme el guiso.
- Y, por último, el tratamiento del lenguaje, sea textual, gráfico o sonoro será un factor esencial para determinar si estamos frente a una obra con alma u otra desprovista de encarnadura. Es el espesor de las palabras y de las imágenes aporta al lector crecimiento y disfrute estético y no podemos escatimar este valor en las obras para niños bajo el falso pretexto de hacérselas más asequibles.